En el año 1913, el barrio de Atocha era un lugar marginal,
lleno de pobreza y falto de ayuda. Ante esta situación Don Baltasar acepta el
reto de aportar una mejora a este barrio, contruyendo así “La Grande Obra de Atocha”.
En el proceso las
gentes se quedaban asombradas por el esfuerzo y el valor de este sacerdote, ya
que consigue crear lo que había soñado:
un gran comedor, una gran cocina, una gran escuela y unos grandes
talleres, en los que las mujeres aprendían un oficio y los niños podían conocer
y amar a Dios.
Gracias a él tenemos nuestra escuela.
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"La Obra de Atocha es grande porque es de Dios, de los niños y de los pobres."- Baltasar Pardal Vidal.